Cobrar sin vender nunca hizo sentido
El gran riesgo
Esta publicación hace parte de una serie donde compartimos decisiones importantes que han marcado nuestro camino en Wasy.
Sabemos lo que es emprender: tomar riesgos, equivocarse, levantarse y reintentar. Por eso creemos que no basta con mostrar solo los logros. Lo valioso está también en contar lo que hay detrás: las dudas, los aprendizajes y las razones por las que elegimos construir Wasy de una forma diferente.
Queremos que cada historia sirva para inspirar, acompañar y sumar a quienes también están dejando todo por hacer crecer su negocio.
Escuchar artículo
La idea que nos descolocó (y nos dio miedo)
"¿Y si no cobramos por usar Wasy? ¿Y si solo cobramos si vendemos?"
La idea apareció temprano. Tenía sentido desde lo emocional, desde la empatía… pero era incómoda desde lo financiero.
Porque claro, la filosofía es hermosa… Pero, ¿qué pasa cuando cientos de usuarios se registran, entrenan su tienda, empiezan a generar audios personalizados—que cuestan cerca de 500 pesos colombianos por minuto—cargan datos en nuestros servidores, y nunca más vuelven?
¿Qué pasa cuando un solo intento de venta genera dos minutos de audio, múltiples llamadas a la API, espacio en disco, memoria, procesamiento, monitoreo… pero ningún ingreso?
¿Y si Wasy se vuelve una herramienta que muchos exploran y abandonan? ¿Cómo sostenemos eso sin quemarnos en el intento?
El dilema era real: sostenibilidad vs. justicia
Había dos caminos claros:
- Cobrar una mensualidad desde el primer día. Como hacen casi todos.
- O apostar por un modelo que se alinee completamente con el éxito del usuario.
Y esto no fue un acuerdo unánime al principio.
Sabíamos que cobrar solo si ayudábamos a vender era un mensaje poderoso, pero también sabíamos que implicaba cargar nosotros con el riesgo, con los costos, con los clientes que no se activan, con los experimentadores, los curiosos, los que se registran pero no regresan.
Cada decisión de diseño, cada mejora en la experiencia, cada nueva función tenía un peso extra: no solo debía funcionar bien, debía generar valor real, medible, monetizable.
Pero era la única decisión que nos hacía sentir coherentes
Porque Wasy nació de una necesidad real, no de un canvas de modelo de negocio.
Nació de ver cómo el trabajo humano en atención y ventas no escala, cómo la experiencia del cliente depende del estado de ánimo del equipo, y cómo muchos emprendedores pagan por tecnología que no les está ayudando a crecer.
Así que dijimos: está bien. Vamos a hacer esto difícil. Vamos a apostar por la filosofía antes que por el modelo tradicional.
Vamos a decirle a cada usuario:
"Si vendes, compartes una parte. Si no vendes, no nos debes nada."
¿Qué ganamos con eso?
Confianza. Claridad. Y un recordatorio permanente de que estamos aquí para generar resultados, no para cobrar sin razón.
También ganamos foco: si lo que hacemos no vende, no sirve. No podemos escondernos detrás de dashboards ni de métricas de vanidad. Tenemos que construir una herramienta que realmente funcione. Y eso nos mantiene despiertos.
Aprendimos a cuidar cada decisión
Sabíamos que este modelo implicaba desafíos. Teníamos claro que si íbamos a asumir el riesgo de no cobrar hasta que el usuario vendiera, teníamos que ser muy conscientes de nuestros costos y nuestras prioridades.
Por ejemplo, uno de los mayores retos era la generación de audios personalizados, que puede llegar a costar más de 500 pesos por minuto. Y como cada proceso de venta requiere al menos minuto y medio de audio, solo eso ya nos hubiera dejado en bancarrota.
Por eso, tomamos decisiones técnicas clave. Implementamos un sistema que nos permite reciclar audios sin comprometer la empatía ni la tasa de conversión. Es una solución eficiente que respeta al cliente, al usuario y al negocio.
Y sabemos que esto no se detiene aquí: seguimos explorando formas de aumentar el nivel de personalización, para que cada audio te represente a ti, a tu marca y a lo que tú le dirías a tu cliente ideal.
Es un equilibrio delicado: cuidar los márgenes sin perder el alma del producto. Pero es el tipo de decisiones que tomamos con gusto, porque cada ajuste está hecho para mantener Wasy accesible, sostenible y realmente útil para quienes están construyendo algo desde cero.
Hoy, seguimos afinando
El modelo de pricing de Wasy no está escrito en piedra. Sabemos que evolucionará. Que necesitaremos matices, ajustes, tal vez capas adicionales.
Pero lo que no cambia es lo esencial: Wasy no es una herramienta que cobra por estar. Es una herramienta que cobra por servir.
Gracias por leernos. Gracias por empujarnos a seguir construyendo con propósito. Y gracias por demostrar que la tecnología también puede ser justa.
Con cabeza, corazón y mucha convicción,
El equipo que respira Wasy